
“¿Qué hiciste? ¡Mira lo que hiciste!”. Ese fue el grito que estremeció la mañana del viernes 13 de diciembre de 2024 en la urbanización Santo Domingo, en el distrito Carabayllo. Una vecina alcanzó a oír el reclamo desesperado de Nancy Carrión, segundos antes de convertirse en víctima de un crimen atroz. Minutos después, el silencio y la sangre ocuparían cada rincón de la vivienda. Las víctimas: Nancy Carrión (64) y su hija Ana Lucía del Portal (23). El asesino: Sebastián Benjamín Chacón Zambrano (23), pareja sentimental de Ana Lucía durante ocho años.
Sebastián y Ana Lucía se conocieron en el colegio. Eran apenas adolescentes cuando comenzaron una relación que, al inicio, parecía prometedora. Él se volvió parte del entorno familiar; compartía almuerzos, celebraciones y conversaciones cotidianas con los Del Portal Carrión. Sin embargo, con el paso del tiempo, la relación comenzó a mostrar señales de desgaste y violencia.
Ana Lucía, según testimonios de su hermana y su prima, ya no era la misma. Dejó de brillar como antes. Su carácter alegre y delicado —forjado en parte por una dura batalla contra el cáncer de tiroides a los 20 años— fue opacado por un vínculo que la consumía emocionalmente.
“Discutían mucho. Cuando llegaba del trabajo la encontraba llorando, hablando por teléfono con él. Le decía que le hacía daño, pero ella respondía: ‘Es que no tengo a nadie más’”, recordó su hermana, María Gracia, entre lágrimas.

MANIPULACIÓN, AMENAZAS Y MIEDO
La violencia no fue solo emocional. En más de una ocasión, Chacón mostró actitudes posesivas y agresivas. Una vez, empujó a Ana Lucía y la amenazó por un malentendido. “Fue la primera vez que mi hermana sintió miedo de él”, contó María Gracia.
El entorno cercano sabía que algo no andaba bien. La familia le sugirió varias veces que terminara la relación, pero Sebastián insistía en que había estado “siempre a su lado” —una frase que, según los niños de la casa, ella repetía con angustia cuando hablaba por teléfono con él.
Sebastián se tornó obsesivo, apareciendo en la casa sin previo aviso cuando ella no le contestaba. Nadie imaginó que esa obsesión escalaría a la violencia física, y mucho menos a un crimen tan brutal.

EL FATÍDICO VIERNES 13
Era viernes 13 de diciembre, una fecha cargada de supersticiones. Pero lo que sucedió esa mañana en Carabayllo superó cualquier mal augurio. William del Portal y su hija mayor salieron temprano de casa. Solo quedaron Nancy, Ana Lucía y Sebastián, quien había llegado con el pretexto de no tener agua ni luz en su vivienda para terminar un trabajo. Doña Nancy, siempre bondadosa, lo recibió con cariño.
Poco después, los vecinos escucharon gritos. Una voz adulta —según una testigo— decía: “¿Qué has hecho? ¡Mira lo que hiciste!”. Era Nancy enfrentando al asesino tras encontrar a su hija agonizante en el baño, apuñalada. La sangre se extendía por varias habitaciones; las víctimas habían intentado defenderse. La escena parecía sacada de una película de terror.
Ana Lucía fue hallada en el patio sin vida. Su madre, también apuñalada, yacía entre charcos de sangre. Ambas habían muerto desangradas.

LA FARSA DEL ROBO Y LA CAÍDA DEL ASESINO
Sebastián intentó encubrir el crimen. Llamó a William del Portal para decirle que la casa había sido asaltada y que madre e hija estaban heridas. Pero cuando una vecina se acercó a la vivienda alertada por el padre, encontró a Chacón tranquilo, sin rastro de desesperación.
La Policía llegó y halló inconsistencias en su versión. Sebastián tenía las manos ensangrentadas, la ropa manchada, y estaba limpiando las armas del crimen. Además, intentaba lavar prendas de su expareja para borrar pruebas.
Fue llevado a la comisaría de Santa Isabel, donde más pruebas lo comprometieron: marcas de mordidas en su cuerpo, rastros de ADN y registros de cámaras que solo lo mostraban a él entrando a la vivienda. Finalmente, Sebastián confesó. Aceptó haber asesinado a Ana Lucía y, posteriormente, a su madre.

La confesión trajo algo de claridad, pero no alivió el dolor. “Es un feminicida confeso. Pido al gobierno que acelere este proceso y que se haga justicia con cadena perpetua. Esto ya estaba premeditado”, declaró William del Portal. Las imágenes de la escena del crimen, las declaraciones de ocho testigos y el testimonio del propio Chacón conforman un expediente sólido.
Pero la familia aún teme. Temen que el sistema judicial falle. “Hay casos en que las víctimas no han sido respaldadas por el Estado. No queremos que él quede libre por tecnicismos o negligencias”, expresó la sobrina de las víctimas.

PRISIÓN PREVENTIVA
El Poder Judicial ordenó nueve meses de prisión preventiva contra Sebastián Chacón Zambrano, de 23 años, acusado del doble asesinato de Ana Lucía del Portal y su madre, Nancy Carrión, ocurrido el pasado viernes 13 de diciembre en Carabayllo. Durante este tiempo, el investigado enfrentará las indagaciones recluido en un penal.
Ana Lucía era estudiante de Nutrición en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Tenía sueños, planes y una vida por delante. Su madre, Nancy, era una mujer cariñosa y generosa, una madre que murió intentando proteger a su hija.
Hoy, sus nombres se suman a una larga lista de víctimas que no debieron morir. La familia Del Portal Carrión exige justicia, no solo para ellas, sino para todas las mujeres que viven en riesgo por una cultura de violencia que aún no encuentra freno.