El peruano Jafet Torrico y el venezolano Rubén Matamoros fueron degollados vivos. Ellos fueron víctimas de la crueldad y ensañamiento de un grupo de venezolanos que los torturaron, asesinaron y descuartizaron en una habitación del hostal Señor de Sipán, en San Martín de Porres.
En un informe de Panorama se indica que el peruano y el venezolano fueron degollados vivos: primero, fueron llevados con engaños a la habitación del hostal.
Luego, los apuñalaron en el pecho y el hombro. Y aún vivos, sus cuerpos fueron llevados a la bañera para que drene toda la sangre. Allí los degollaron y descuartizaron.
Las cámaras de seguridad del hospedaje Señor de Sipán captaron el preciso instante en que Jafet Torrico y Rubén Matamoros ingresan al lugar acompañados de uno de los asesinos para que luego fueron degollados vivos.
¿POR QUÉ NO APARECEN LAS CABEZAS DE LAS VÍCTIMAS?
Expertos en bandas criminales de Venezuela, indicaron a Panorama que la desaparición de las cabezas de las víctimas es una de las características de los criminales más sanguinarios de este país que actualmente estarían enquistados en nuestro país.
Según detallan, el quedarse con las cabezas de sus víctimas significa tener un 'trofeo de guerra', poder y una advertencia a sus enemigos para que no se enfrenten a ellos.
Además, el hecho que se encontraran solo el torso y piernas del venezolano Rubén Matamoros es también un símbolo de advertencia y para que las autoridades no logren identificarlos.