Marco Antonio Huaitán Silva, un cartero de Serpost con más de 20 años de servicio, fue secuestrado, extorsionado y asesinado en el Callao. Su madre, Margarita, se refugia en su fe tras la pérdida de su hijo, a quien no tuvo el valor de ver sin vida. Marco fue acribillado de cinco balazos tras estar cautivo por 15 horas.
La Policía identificó rápidamente a dos jóvenes involucrados en el crimen, Antonella Zegarra y Lucas Torres, quienes huyeron a Chile un día después del asesinato. Antonella, activa en redes sociales, y Lucas, que compartía imágenes de armas, fueron detenidos al regresar a Perú y negaron su responsabilidad.
Marco era un hombre de familia dedicado, con cinco hijos y una madre a quienes cuidaba. El día de su desaparición, Marco fue a trabajar y luego salió de su casa en San Miguel, momento en el que se perdió su rastro. Su familia descubrió transferencias bancarias realizadas durante su secuestro.
El cuerpo de Marco fue hallado en el Callao, y la Policía recibió información clave que vinculaba a Antonella y Lucas con el crimen. Ambos habían contactado a la dueña de la cuenta bancaria donde se hicieron las transferencias. La Policía inició la búsqueda de los sospechosos, encontrando pistas en las redes sociales de Antonella.
Gracias a la rápida acción de la Policía, la Fiscalía y el Poder Judicial, se logró la detención preliminar de Antonella y Lucas por 7 días. A su llegada a Perú, estaban acompañados por una tercera persona, Jimena Ménez Zuloeta, quien también fue detenida y admitió su participación en las transferencias de dinero.
Durante las investigaciones, se descubrió que el cabecilla de la operación era un hombre que orquestó el secuestro desde el extranjero. Antonella y Lucas admitieron su participación ante las evidencias, y Jimena, pareja de Lucas, también fue detenida. Las autoridades continúan investigando para desmantelar la banda criminal.