El Poder Judicial dictó siete días de detención preliminar contra los sicarios del Callao, José Henry Preciado Alegría, ‘Josecito’, (18), y Fabricio Michael Vera Díaz, ‘Bicho’, (26), por el asesinato de Israel San Román Doroteo, ‘La Tota’ y cinco familiares, entre ellos sus hijos de 10 y 12 años, en el distrito de San Miguel.
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Los confesos homicidas fueron traídos a Lima las 3 de la madrugada del viernes, tras su detención en la región Arequipa y de inmediato fueron trasladados a la sede de la Dirincri, en la avenida España.
Ellos se encuentra recluidos junto al conductor del vehículo, José Carlos Solari ‘El Negro Charli’ en el local de la policía de investigación criminal, mientras que la policía aún continúa con la búsqueda del sujeto apodado como ‘Willie’, quien ha sido acusado de acabar con la vida de los niños.
El 22° Juzgado de Investigación Preparatoria de la Corte Superior de Justicia de Lima dispuso siete días de detención preliminar contra los tres homicidas, mientras son investigados por uno de los asesinatos que más han impactado a la ciudadanía en los últimos años en Lima.
Sicarios que dispararon contra ‘La Tota’ pidieron que no los identifiquen: “Nos van a bajar, jefe”
“Por favor, no nos grabes, jefe, porque nos van a ‘bajar’. Nos van a ‘bajar’ a los dos”, fueron las palabras que dijeronJosé Henry Preciado Alegría, ‘Josecito’ (18), y Fabricio Michael Vera Díaz, ‘Bicho’ (26), al personal de Homicidios de la Dirincri y agentes de la División de Investigación Criminal de Arequipa.
Los asesinos, fueron capturados en el puente Ocoña, en Arequipa dentro de un bus interprovincial. Según la PNP, los sujetos pretendían huir hacia Bolivia.
‘Loco Franco’ ordenó asesinato de ‘La Tota’
La Policía y los familiares de Israel San Román Doroteo (40), ‘La Tota’ no tienen dudas,: el autor intelectual del brutal homicidio múltiple fue David Durán Larrea, ‘Loco Franco’.
Este sujeto, según detectives de Homicidios, fue socio de ‘La Tota’ desde mediados del año pasado en el sangriento negocio de las extorsiones. Se señala que el móvil sería la venganza, pues San Roman se negó a repartir con él una fuerte suma de dinero producto de esa actividad.