Don Tomás Laguna tiene 87 años y desde hace más de veinte llega todos los días al Campo de Marte, en Jesús María, a las 7 de la mañana, para iniciar su jornada como fotógrafo. Con una antigua cámara marca Olimpus, de los años 80, colgada al cuello y cargada con un rollo de fotos, empieza su ‘chamba’ buscando clientes.
Esta semana, don Tomás Laguna se volvió conocido, pues algunos de sus esporádicos clientes pensaron que estaba abandonado por su familia y que trabajaba para sobrevivir. Sin embargo, la verdad es otra.
“Mi papá vive conmigo en Santa Anita. Él es una persona que toda la vida trabajó y no permite que lo tengamos en casa. No le gusta estar sin hacer nada. Pero no por eso lo dejamos venir solo y lo dejamos al abandono. Nosotros, sus hijos, lo supervisamos todos los días. Nos turnamos para cuidarlo y recogerlo”, aseguró a Trome su hijo mayor, Tomás.
‘MIL OFICIOS’
Desde que llegó a Lima de su natal Apurímac, él hizo de todo para sacar adelante a sus seis hijos. Cuando su esposa se puso mal, fue padre y madre para ellos. “Mi papá trabajó en una empresa textil, pero cuando mi mamá se enfermaba, se daba cuenta que el dinero no le alcanzaba, así que se compró una cámara y empezó con este oficio. Así nos sacó adelante, por eso pedimos respeto para mi papá”, afirmó su hija Cipriana.
DATOS PERSONALES
Se casó a los 24 años con doña Maximiliana, en Apurímac.
Al morir su esposa, prometió no volver a casarse porque dijo: “El burro solo patea una vez”.
Tiene 6 hijos (tres mujeres y tres varones), 15 nietos y 4 bisnietos.
Su cumpleaños es el 29 de diciembre y todos los años lo celebra en el Campo de Marte con una torta.
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