Hace 11 años, Jorge Luis Cerda decidió cambiar su vida por completo. Dejó el periodismo para darle prioridad a un arte que cultivó desde niño: crear esculturas de plastilina. Lo que comenzó como un hobby para aliviar el estrés se convirtió en su nueva forma de vida. Hoy, este vecino de San Martín de Porres no solo crea figuras de conocidos personajes, como Bob Esponja, Mario Bros. o ‘El juego del calamar’ (famosa serie de Netflix); también dicta talleres a niños y adultos para que desarrollen su creatividad a través de este suave material.
Jorge, hiciste los personajes de ‘El juego del calamar’...
Es que están de moda (risas). Hice a la muñeca, al protagonista principal y a los guardias de rojo. Me demoré como unas seis horas en hacerlos por los detalles en el rostro; fue divertida la experiencia, con decirte que me animé a ver la serie por curiosidad y me quedé prendido (risas).
¿Qué esculturas te demoran más?
Las personalizadas. A veces me piden que haga esculturas de un familiar, amigo o pareja. Entonces ahí me tomó más tiempo para captar las expresiones, el tono del cabello y de los ojos, la postura.
La plastilina es un material cómodo y fácil de usar...
Claro, es un material económico, accesible y que, aunque parezca sencillo, permite crear piezas increíbles. Lo mejor es que cualquier persona puede empezar a trabajar con plastilina sin necesidad de invertir mucho.
Tu relación con la plastilina fue un amor a primera vista...
Desde pequeño me encantaba hacer figuras con plastilina. Todo empezó cuando hice una figura de Gokú (dibujo de Dragon Ball) para una amiga y, sin planearlo, empezaron a llegar los pedidos de mis conocidos. Ahí decidí cambiar el rumbo y dedicarme de lleno a este arte.
Te la jugaste...
Decidí arriesgarme, aposté por algo que me hacía feliz y que también podía convertirse en un trabajo. No me arrepiento de haberlo hecho, soy feliz.
¿Y cómo pasaste de hacer esculturas a dictar talleres?
Al principio solo creaba figuras por encargo. Pero un día alguien me sugirió enseñar a otros. Empecé con talleres presenciales y fue un éxito. La pandemia me obligó a reinventarme y pasé a dictar clases virtuales, lo cual me permitió llegar a más personas.
Ahora eres el ‘rey de la plastilina’.
(Se sonroja). Muchos me llaman así. Agradezco el cariño de mis alumnitos y también de sus padres que me han hecho esa fama. Le debo mucho a la plastilina porque me ha enseñado a ser más paciente, a tomar decisiones con más claridad y a valorar los pequeños detalles.
¿Dónde dictas los talleres?
Estoy en Los Olivos, Comas e Independencia. Pueden visitar mis redes sociales, estoy como Plastifiguras.
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