En el 2001, la organización internacional Smile Train empezó su labor social en nuestro país ayudando a quienes padecen de fisura labio palatina. “Apoyamos a personas de todas las edades, aunque principalmente tratamos a niños porque la idea es rehabilitarlos desde temprana edad para que puedan llevar una vida normal”, indicó Dianne Erquiaga, directora de Programas en Perú y otros países de Sudamérica.

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En el tiempo que llevan en nuestro país han realizado casi 12 mil cirugías gratuitas, además durante la pandemia han ofrecido 2 mil teleconsultas individuales (nutrición, terapia de lenguaje, psicología, ortodoncia) a los pacientes fisurados, sin costo alguno. “Las personas de bajos recursos económicos que tengan este problema pueden comunicarse con nosotros a través de nuestras redes sociales, evaluaremos el caso y actuaremos a la brevedad”, señaló Dianne.

BUENA ALIMENTACIÓN

Se cree erróneamente que los niños con fisura labio palatina no están preparados para recibir alimentos sólidos o que es mejor esperar una cirugía de paladar, lo que trae como consecuencia cuadros de anemia y problemas de peso. Por eso, Smile Train también está promoviendo un programa de asesoría nutricional gratuita para orientar a los padres en la correcta nutrición de sus hijos.

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Si quieres saber más sobre los talleres que ofrece y la labor que realiza la institución, visita sus redes sociales Smile Train Latinoamérica en Instagram y Facebook.

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Pediatra se ha convertido en el ángel de los niños que están en el área UCI

Médico trabaja en el Instituto Nacional de Salud del Niño de Breña y en ningún momento ha parado, sigue en pie de lucha contra la pandemia por sus pequeños pacientes.

. Hace unos días se cumplió un año del inicio del debido al coronavirus en nuestro país. En este tiempo hemos sido testigos de la gran labor que realizan los médicos que atienden a miles de personas infectadas por el temible virus. Uno de ellos es Eduardo Sánchez Chacaltana, pediatra intensivista que trabaja en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Instituto Nacional de Salud del Niño de Breña.

Por su edad, 65 años, este médico estaba considerado dentro del grupo de riesgo. Sin embargo, siguió atendiendo a los niños que llegaban a su área, ya sea por o algún otro mal. “Soy pediatra hace 35 años. Me dijeron que ya no debía trabajar porque corría el riesgo de contagiarme. Me rehusé porque no podía dejar a mis niños a su suerte en la UCI. Más bien tomé con mucha rigurosidad todas las medidas de protección y seguridad. Debía protegerme por mí, por mi familia y por mis pacientes”, contó este noble y dedicado médico.

Uno de sus mayores temores era llevar el virus a casa. “Es difícil llegar a casa y mantener la distancia. Pero debía hacerlo. Han sido meses muy duros para todos”, expresó. Quien sí siguió su legado fue su hijo mayor, quien es médico anestesiólogo y ahora también se encuentra en la primera línea de atención del Covid en un hospital de Lima.

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