Cuando éramos niños se nos obligaba a comer todo lo que se ponía en la mesa. Solo debíamos obedecer; hoy la conducta alimentaria ha cambiado. No se trata de llenarnos, sino de quedar satisfechos con buenas raciones de carnes, carbohidratos, frutas y verduras; siguiendo un patrón alimentario basado en horarios y en las necesidades orgánicas de acuerdo a las edades.
Para ello, es importante visitar regularmente al médico. Como padres debemos seleccionar el menú a llevar en la semana; muchas veces confundimos los gustos y predilecciones de los niños dejándolos que escojan ellos el menú; y aquí empieza el primer error que se comete.
Un niño no tiene criterio para saber qué necesita su cuerpo, eso significa que si bien puede elegir la forma de prepararlo no está en condiciones de decidir qué comer. Para eso estamos nosotros, para darles una mejor oferta alimentaria siempre respetando los requerimientos de cada etapa de la vida.
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