Las ganas de triunfar superaron todos los obstáculos que le planteó la vida a Edwin Calmer Marreros Santoyo, un pescador de 40 años en Ilo (Moquegua), que a los 10 meses de nacido se le paralizaron las piernas por una enfermedad, pero aun así creció y buscó trabajo desde muy niño. Actualmente culmina su educación básica bajo el programa ‘Aprendo en Casa’ del Ministerio de Educación y su meta es llegar a ser un ingeniero pesquero.
Edwin Marreros nació en Paita, región Piura, y en aquellos tiempos no culminó la primaria por diversas razones, una de ellas el bullying hacia su persona; sin embargo, nunca se amilanó pero su condición humilde lo forzó a buscar trabajo a muy temprana edad.
Durante su infancia recuerda haber ido todos los días al muelle a pedir pescado. Al inicio lo que le daban lo llevaba a casa para comer con su familia, hasta que un día se le ocurrió venderlo y así ganó su primera propina.
Luego, empezó a lavar pescados y mariscos, trabajo que le permitió conocer a mucha gente. Pasó el tiempo y a sus 25 años llegó a Pucusana para nuevos retos. Sin embargo, no pudo entrar al varadero, porque no contaba con carnet de pesca artesanal.
CEBA
En el 2016, ya en el Puerto de Ilo, profesores del Centros de Educación Básica Alternativa (CEBA) del Ministerio de Educación, llegaron al muelle promocionando las clases de Educación Básica Alternativa (EBA), para personas que no habían podido acceder a los distintos niveles educativos.
En ese momento, Edwin preguntó si tenían clases para primaria, turno noche y le dijeron que sí. Al día siguiente, en su primer día de clases le costó mucho, pero le puso ganas y logró hacer promoción del ciclo Intermedio.
Posteriormente, pasó al ciclo Avanzado del Programa de Pescadores 2X1 en la forma de atención semipresencial y hasta fue elegido presidente del Consejo de Participación Estudiantil de su centro de estudios.
Actualmente, sigue sus clases mediante ‘Aprendo en Casa para EBA', a través del Whatsapp y Zoom, donde viene culminando su educación básica satisfactoriamente.
Sueña con ingresar a la universidad y convertirse en un ingeniero pesquero, pues el mar y él son inseparables. “Estaremos unimos para siempre”, cuenta Edwin.