Un adolescente de 17 años que durante casi cinco días sostuvo firmemente que un sujeto desde un auto en marcha asesinó de un balazo en la cabeza a su mejor amigo, un estudiante de 18 años, mientras jugaban con sus patinetas, en el distrito de Miraflores, en , terminó por confesar que en realidad fue él quien acabó la vida del muchacho.

La muerte de Ronnie Huarcapuma Enríquez (18) ocurrió la tarde del lunes último en el pueblo joven Juan XXIII. El único testigo del crimen fue su mejor amigo, el menor J.C.Q. (17), quien desde un inicio dijo a los agentes de la comisaría de Miraflores en que un desconocido le disparó desde un vehículo amarillo y continuó su marcha.

Asimismo, dijo que se asustó y corrió a ponerse a buen recaudo, pero luego regresó a la escena del crimen.

El caso pasó a manos de la unidad especializada en crímenes de la Divincri Arequipa. Los detectives con su experiencia notaron que la historia que contó el menor y que pretendió sostener en adelante tenía ciertas inconsistencias que más adelante, ante los resultados de las pericias y evidencias, se convirtieron en contradicciones.

Una de las claves para desbaratar la coartada del menor fue el resultado de la necropsia hecha al cadáver del estudiante. El disparo recibido por la víctima fue a boca tocante; es decir, se hizo a muy corta distancia dejando incluso marcado en el cráneo el halo erosivo del tiro, según la policía.

Además, los detectives realizaron entrevistas a los vecinos de la manzana C, zona A del pueblo joven Juan XXIII, quienes refirieron que en todo momento los amigos estuvieron solos y nadie vio el auto descrito por el adolescente.

Con dichas evidencias, la policía citó nuevamente al menor y presencia de su padre y abogado, terminó por reconocer frente a un fiscal de familia que había mentido y que fue él quien hizo el disparo.

Contó que encontró el arma de fuego en la torrentera que divide los distritos de Alto Selva Alegre y Miraflores. Luego ambos simulaban ser mafiosos narcotraficantes y durante su absurdo juego apuntó a la cabeza de su amigo, apretó el gatillo y tras el estallido Ronnie Huarcapuma cayó muerto.

Luego se retiró asustado y arrojó el arma en la torrentera de Juan XXIII para luego retornar a la escena del crimen y crear la historia del tercer sujeto.

Tras su confesión, llevó a los policías hacia la torrentera donde se deshizo del arma, la cual fue hallada en medio de un matorral. La Fiscalía de Familia decidirá la situación del menor.

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