Con esperanza, unión y diversas expresiones de fervor se celebró ayer el Domingo de Pascua de Resurrección, la fiesta cristiana más grande de fe y de júbilo, porque Jesucristo vence a la muerte. La Semana Santa, por segundo año, se vivió en un contexto de pandemia y con cuarentena general (inmovilización social obligatoria) ante el aumento de casos de contagios de coronavirus.
No hubo episodios de ‘semana tranca’ por juergas en las playas. Al contrario, la mayoría acató la disposición de cuarentena, y muchos compartieron en las redes sociales mensajes positivos, de oración por las víctimas y también de agradecimiento por todos los que han superado la enfermedad.
Algunos llegaron a los exteriores de la Iglesia de de Las Nazarenas, dejaron flores, palmas de olivo y prendieron velas.
‘ESTAMOS UNIDOS’
Y desde los hogares se unieron a la Santa Misa, presidida por monseñor Carlos Castillo, quien afirmó que “ha sido una Semana Santa dura, pero esperanzada, porque estamos unidos”.
Señaló que, en parroquias y casas se va viviendo la fe de distintas maneras novedosas. “Celebramos la alegría de la Resurrección”, enfatizó.
Además de participar de la Misa que fue televisada y transmitida por las redes sociales del Arzobispado de Lima, y de cada parroquia, hubo otras acciones y gestos de celebración: algunas familias adornaron con flores blancas y moños blancos en espacios de su casa, otras prepararon o pintaron ‘huevos de Pascua’ con sus niños.
LA FE ES ALEGRÍA
Monseñor Castillo señaló que “la fe cristiana es alegría, pero no una alegría facilona sino con razones hondas, que no se repite todos los días igual, sino que va avanzando. La ayuda mutua y hermandad que constituimos en la Iglesia nos va sacando adelante, porque somos una comunidad, no somos un funcionariado ni una institución caduca. Somos una institución flexible, que va caminando juntos y que se ayuda en la hermandad y ayuda a la humanidad”.
Indicó que, por esa misma razón, hay que comprender también al no creyente, “porque a veces no encuentra razones ni encuentra en profundidad las cosas porque son a veces terribles,. Y a veces nosotros, los cristianos, por competir con el mundo y querer imponer las cosas, no nos entienden”.
Monseñor Castillo también pidió que hagamos lo posible porque el testimonio de Cristo Resucitado, que resucitó por amor y nos quiere resucitados a todos, pueda permitirnos ya, ahora, la vida eterna. “Y la palabra vida eterna no es’ la otra vida’ sino esta, vivida en el amor que se prolonga hasta la otra vida. Ya en esta podemos vivir eternamente porque vivimos en su amor y nos dejamos conducir por Él”.