
El mercado de los medicamentos genéricos intercambiables en México ha evolucionado en las últimas décadas. Lo que comenzó como una oferta confusa de productos ‘similares’ se transformó en un sistema regulado que garantiza calidad y accesibilidad.
Hablamos sobre el tema con José Trinidad Pérez Urizar, catedrático de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México.

Profesor, ¿cómo ha sido el proceso de los genéricos intercambiables en México?
Inicialmente, se hablaba de ‘medicamentos similares’, un término comercializado por una cadena de farmacias para indicar que había opciones más económicas que los de marca. Sin embargo, esto generó confusión, ya que estos productos no necesariamente demostraban bioequivalencia (intercambiabilidad).

¿Y cuándo comenzó?
A finales de los años 90 se implementó el Programa Nacional de Medicamentos Genéricos. Se estableció un etiquetado para identificar los medicamentos genéricos intercambiables (GI), lo que garantizaba su bioequivalencia. Sin embargo, a partir de 2015 este etiquetado desapareció.
¿Eso significa que todos los medicamentos que se comercializan en su país son genéricos intercambiables?
Hoy, más del 90% de los medicamentos en México son genéricos intercambiables.
¿Fue fácil el proceso o tuvo muchas trabas?
Uno de los principales retos fue que los fabricantes aceptaran el costo de demostrar bioequivalencia. Inicialmente, era un programa voluntario, pero en 2010 se volvió obligatorio.
¿Se permitió la entrada de genéricos intercambiables de otros países?
Antes de la pandemia, México exigía que los estudios de bioequivalencia se realizaran en población mexicana. Sin embargo, la pandemia evidenció la necesidad de flexibilizar esta norma. Actualmente, los productos aprobados en países de alta vigilancia sanitaria pueden ingresar al mercado mexicano, siempre que cumplan con los estándares establecidos.
¿Cómo ha recibido la población estos medicamentos?
Al principio existía desconfianza. Había una creencia popular de que los medicamentos de la seguridad social eran de menor calidad. Para cambiar esta percepción, el gobierno lanzó campañas informativas.
¿Cuál es la ventaja?
El precio de un genérico intercambiable puede ser entre 30% y 70% menor que el de un medicamento de marca. Esto permite que los pacientes con enfermedades crónicas puedan seguir sus tratamientos sin afectar su economía.
¿Qué le recomienda a nuestro país?
Es fundamental la colaboración entre el gremio farmacéutico, el médico y la autoridad sanitaria. Es necesario establecer un marco regulatorio sólido y mecanismos de vigilancia eficientes.
Datito
El mercado de medicamentos genéricos intercambiables en México es enorme, desde luego, porque garantiza una accesibilidad económica para las personas.
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