
Hace años, los perros dormían afuera y los gatos saltaban techos. Antes ir al veterinario era solo cuando ocurría una emergencia. Pero algo cambió.
Hoy, esos animales de compañía son parte de la familia. Les celebramos cumpleaños, los abrazamos fuerte cuando tenemos miedo y lloramos por ellos como si lo hiciéramos por un hermano cuando algo les pasa.

En consulta ya no me preguntan solo si el perrito está sano, sino si está feliz, si tiene ansiedad, si entiende que lo aman. Entonces entendí que no solo curo animales, sino también acompaño vínculos. Esos que no necesitan palabras para sentirse.
Ser veterinario en la actualidad es estar ahí cuando no hay cura, cuando hay que decidir con el corazón roto, y también cuando celebramos una vida bien vivida. El mundo se volvió petfriendly. Pero algunos ya vivíamos así antes de que existiera el nombre.
MÁS INFORMACIÓN:
¿Cómo hacer para que mi perro no tire de la correa?
¿Cómo hacer que mi perro aprenda su nombre?
6 señales de que tu perro está estresado y qué hacer