Luiz Carlos Reátegui (1985) ganó el Premio Planeta Cuba por Prohibido besar a las cholas y el Premio Copé de Bronce 2018 por La casa abuela, título que también lleva su libro de cuentos publicado por Ediciones Altazor.
¿El cuento La mirada de Bonzo es un homenaje a las mascotas que han estado en nuestras vidas?
Muchos lectores lo tomaron así. Ciertamente, tiene mucho sobre eso. Yo tuve un dóberman en mi infancia que estuvo muchos años conmigo. Cuando se tuvo que ir me marcó y quería dedicarle un espacio en mi literatura, un tiempo, una mirada y en ese trance escribí La mirada de Bonzo. Obviamente, juego con los chispazos de ficción para darle fuerza al cuento.
En Putumayo o Cambio de llaves cambias de estilo narrativo. ¿Es algo que ya tuviste establecido cuando escribiste La casa abuela?
Fue fluyendo. Yo me planteo una escena, un escenario o incluso una época, como me ocurrió con el cuento Putumayo que sucede en la época del boom del caucho y el terrorismo amazónico. Hubo muchos abusos, violaciones, discriminaciones, maltratos, matanzas. Entonces me posicioné en esa época y traté de graficar lo que ocurrió: la esclavitud o que te separen de tu familia; fui dejando que el mismo cuento se vaya construyendo solo. No pensé mucho en el estilo o el ritmo narrativo, simplemente dejaba que poco a poco las imágenes salgan, así como los diálogos y el texto.
La idea de las ilustraciones en La casa abuela, ¿fue tuya o de la editorial Altazor?
La idea de los dibujos, que son de un amigo, es ofrecer una pista a los lectores. Me gusta que el lector termine el cuento conmigo, que le dé un final conveniente de acuerdo a su experiencia. Muchos finales de La casa abuela son abiertos.
Ganaste el Copé de Bronce 2018 con el cuento La casa abuela que lleva el mismo título del libro. Lo presentaste casi al cierre, sin embargo, casi siempre se comenta que este concurso está arreglado.
Descubrí que el Cope es uno de los concursos más transparentes. Recuerdo que cuando estaban cerrando la oficina llegué para entregar mi cuento. Prácticamente lancé el sobre para que me aceptaran.
Tu libro de cuentos Prohibido besar a las cholas tuvo dos ediciones…
Sí. La primera edición se agotó en cuatro meses; y la segunda también tuvo una buena acogida. En general, hubo una buena aceptación de los lectores.
Con Prohibido besar a las cholas obtuviste el Premio Planeta Cuba, pero también recibiste algunas críticas sobre este libro.
Aquí en el Perú cualquiera dice ser crítico literario, salvo excepciones como Ricardo González Vigil, quien es uno de los pocos críticos que propone una literatura nacional genuina. Después digamos que no hago mucho caso a las críticas porque, al final, los lectores van a elegir. A veces publican una crítica negativa, pero en lugar de bajarte, te sube más porque la mayoría de lectores te respalda. Al final, ese crítico queda mal parado, queda cierta piconería, qué se yo.
Durante la cuarentena, ¿qué has estado escribiendo?
Al principio me costó mucho por la incertidumbre de la pandemia. Me preocupaba qué iba a pasar en el futuro, lo que me quitaba espacio para la creatividad. Poco a poco fui retomando la escritura. Ahora escribo por impulsos, de día, noche o madrugada. Si siento esa necesidad de escribir me doy ese tiempo para hacerlo porque siento que una idea o pensamiento que pueda tener en ese momento no va a regresar, y si hago otra actividad quizá ya no vuelva con esa fuerza creativa.
¿Qué proyectos tienes ahora?
Tengo dos cuentos que estoy trabajando y estoy escribiendo una novela sobre la violencia política centrada en un hecho tradicional tanto histórico como político en la época del terrorismo en el Perú.