Así como dicen que para el amor no hay edad, para el baile tampoco la hay y los integrantes de este taller de baileterapia son la prueba de ello. Todos los martes y viernes, desde las 8 de la mañana, más de cien abuelitos del CIAM Santa Anita (Centro Integral del Adulto Mayor) se reúnen en el parque Lampa de Oro y lo dejan todo en la pista.
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Algunas más coquetas, otras más tímidas, parejas enamoradas y mamitas con sus nietos, todos le sacan brillo al piso de cemento y siguen paso a paso las indicaciones de la profesora Adriana Fonseca, que los acompaña desde mayo de este año.
“Todos los abuelitos vienen con una historia, algunos llegan con enfermedades, otros por depresión, pero aquí lo importante es que se relajen, interactúen y se diviertan bailando”, comenta la instructora, que les enseña la mayoría de géneros musicales. Desde twist, carnavales, huainos, festejo y marinera.
Entre broma y broma, los abuelitos no descansan ni un segundo. Después de todo, para ellos un minuto de felicidad vale más que cualquier signo de cansancio.
“Me exigen seguir bailando, ja, ja, ja, pero yo me doy cuenta hasta dónde pueden llegar y según eso hacemos los bailes. Los adultos mayores necesitan este tipo de actividades no solo para sociabilizar, sino también porque quieren seguir sintiéndose vivos y que sus familiares los vean así”, explica la ‘miss Adriana’.
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ALIVIANDO LA ARTRITIS
Tal es el caso de Nancy Basurto, que ingresó al taller por un problema de artritis reumatoide y que hoy con bastón en mano sigue bailando más feliz que antes.
“Agradezco muchísimo estas clases porque me aliviaron mis dolores de la artritis, definitivamente me cambiaron la vida. Ojalá todos puedan darse el tiempo de asistir”, afirma la vecina.
CASI 100 AÑOS DE PURO RITMO
Asimismo, una de las historias más tiernas del taller de baileterapia tiene nombre y apellido. Rosa Zavala es una abuelita jaujina de 98 años, el más claro ejemplo de la frase ‘la edad se lleva por dentro’.
Se levanta a las 4 de la mañana, sube a su techo a practicar ejercicios de relajación, corre unos minutos, prepara el desayuno y se alista para llegar puntual a sus clases de yoga, decoración, tai chi y baileterapia. No se pierde ningún taller y es la alumna más querida del lugar.
“El secreto para vivir tantos años es alimentarse naturalmente. No coman cosas procesadas y hagan cualquier ejercicio, el que más les guste, pero muevan el cuerpo”, indica doña Rosita, como la llaman de cariño.
MÁS TALLERES
“Tenemos alrededor de 23 talleres gratuitos entre físicos, productivos y de salud. Ya son cerca de 1600 alumnos inscritos. La mayoría de las clases son presenciales, pero también hay opciones por Zoom”, agrega Julia Pucllas, coordinadora del CIAM Santa Anita.
Entre los talleres con más acogida están yoga, baileterapia, tai chi, bordado ayacuchano, tejido a crochet, bisutería con reciclaje y manualidades. Ademas cuentan con un equipado y amplio salón de comedor donde celebran cumpleaños y días festivos.
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