La literatura, muchas veces, es un acto de desprendimiento, una manera de sanar heridas y expulsar esos ‘fantasmas’ que queman el alma. La pandemia nos mostró muchas caras de la vida y para la comunicadora Mariana Carranza Ancajima, significó la felicidad de saber que iba a ser madre y la decepción de encontrarse con un sistema de salud deficiente e inhumano. La autora del libro ‘Ser madre en pandemia’ no solo relata sus días pre parto, también denuncia el maltrato que recibió en los centros de atención del estado.
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Mariana, ¿Cómo surge la idea de contar tu embarazo?
En realidad. no tenía ganas de escribir.
¿Cómo decides lo contrario?
Cuando empiezo la experiencia de mi embarazo y encontrarme con un mal sistema de salud. Allí nació mi interés de registrar estas memorias.
¿Por qué?
Sentía que valía la pena registrar esas experiencias.
¿El libro es una queja?
Es una denuncia social
¿A qué?
En febrero del 2020 me entero qué estoy embarazada.
Justo días antes que empiece la Pandemia
Saco mi primera cita médica para mi primer control y no pude hacerlo.
Se vino el encierro
Claro y yo llamaba, para que me den recomendaciones ya que no podía pasar mis controles.
¿Y qué te respondían?
Que llame a otro anexo, luego al siguiente y nunca llegaba donde un especialista.
Y esos primeros meses son fundamentales
Claro, necesitaba saber cómo se encontraba mi bebe, porque son meses de riesgo, pero nadie me daba solución.
¿Y cómo pudiste encontrarla?
Luego de 5 meses, tuve que ir a un consultorio particular.
¿Qué te dijeron?
Que tenía un embarazo de alto riesgo.
Y tus aportes y derecho a ser atendida no se cumplían
Me sentí abandonada por el sistema de salud.
Cuando estuviste internada, ¿Qué viviste?
Los médicos y enfermeros solo se enfocan en atender al cuerpo del paciente y no toman en cuenta que hay alma y corazón.
¿A qué te refieres?
Solo se centran en la enfermedad y no se dan cuenta que en tiempos de pandemia era mas importante la salud mental´.
Terminaste decepcionada
He visto cosas tan injustas como encontrar un personal de salud que te responde: ‘Eso ya debes saber, debiste averiguar’.
Eso es indignante, porque no es que nos están haciendo un favor
Uno espera que ser bien acogido. Es un lugar público que nosotros pagamos, solventando el sueldo de ese personal.
¿Cuál era lo más crítico?
Cuando estaba internada: Cero visitas, nada de celular, ni poder leer un libro. Yo pregunto: ‘¿Cómo se va a recrear a la gestante?
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¿Qué reflexionabas en tu cama del hospital?
Me cuestioné si soy buena persona, si el camino que había elegido era el correcto.
¿Un momento desagradable?
Cada día venia un médico distinto y te preguntaba lo mismo y hablaba entre sus colegas de tu persona como algo simple y se olvidaban qué eras un ser humano.
Cuando uno necesita cobija
Si tenías un problema, me explicaban de manera tan fría.
¿Cómo lo entiendes eso?
Que el personal de salud ha perdido el corazón
Es duro lo que afirmas
Hay una indolencia total, que se naturaliza el maltrato, se enfocan más en la enfermedad y no la persona. Te miran como un caso de estudio.
¿Qué otras situaciones te llamaron la atención?
A una compañera de cuarto la maltrataron terrible. Una enfermera le reprochó por qué se va a quedar si ya le había hecho sus papeles de alta.
¿Te metiste?
Sí, le dije que no le hable así, además fue el doctor quien le pidió que siga un día más. Agarró los papeles y muy molesta se fue.
Escribir también es soltar la rabia
Empecé escribiendo mis testimonios, porque era una especie de terapia y me iba liberando.
¿Te has sentido liberada?
Sí y quisiera que mi obra llegue al personal de salud.
¿Te faltaron el respeto?
Soy profesional y vulneraron mis derechos. ¿Cómo estarán esas madrecitas que les da miedo hablar?.
Eso demuestra que tuvimos un crecimiento económico, pero en la salud y educación, nada de nada
Centrarse en un desarrollo económico no sirve sino hemos tenido un crecimiento en lo social, salud y cultural.
¿A quién le expusiste tu obra?
En realidad, leí una obra sobre maternidad y me contacté con esa autora y es una de mis prologuistas y se llama Estela Roeder Carbo.
La pregunta final, cae de madura, ¿Cómo está tu hijo?
Tiene un año y 7 meses. El libro es dedicado a él.
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