Alvaro Rondón es músico, co-conductor de ‘Porque hoy es sábado con Andrés’ y ha irrumpido en la literatura nacional con ‘No eres yo, soy tú' , una novela- híbrido - que será una trilogía -, que te puede hacer reír y llorar al mismo tiempo. Son cuatro estaciones que definen el libro: el amor, desamor, sexo y muerte.
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¿Cómo se te ocurrió el título de ‘No eres yo, soy tú’?
Quise darle un giro a esa típica frase de “no eres tú, soy yo”. Me gustaba cómo sonaba. Es una forma de decir que no terminas de conocer al personaje principal de la novela completamente. Tal vez tiene más coincidencias y más cercanía con el lector de lo que se podría imaginar. Aldo Rondón, el personaje principal, es un misterio, una montaña rusa de emociones, pero no deja de ser un humano con sus aciertos y equivocaciones como cualquier persona.
¿Cuánto de Aldo hay en Álvaro en este libro?
Yo diría que un 50/50. Si hay algo que es propio del autor y el personaje es el sarcasmo, su capacidad de reírse de sí mismo. Aldo es un personaje que se ríe mucho de sí mismo y que, muchas veces, encuentra en el dolor la fuerza, belleza y capacidad de levantarse. Eso sucede conmigo, también.
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Hay que aprenderse a reírse de sí mismo.
¡Claro! Encuentras fuerza y belleza en tu vulnerabilidad. Incluso, en tus defectos aprendes a reírte, pues la vida es mucho más fácil de llevar. Todos pasamos por situaciones adversas. El sarcasmo, como las palabras en sí, es un arma muy poderosa, que tenemos siempre que cuidar.
¿Por qué Aldo es pansexual?
Fue una decisión perfectamente pensada. Lo tuve claro desde el inicio. No quería encasillar a Aldo en una sola forma de amar. Quería crear un personaje que se pueda conectar, seas hombre, mujer, gay, lesbiana, bisexual o estés en proceso de definición. El libro es un homenaje implícito al amor en todas sus formas.
Detrás de ‘No eres tú, soy yo’ hubo un proceso.
Por supuesto. Por eso siempre hablo en plural porque todo el equipo hace que llegue a las manos de los lectores.
En la presentación del libro, Mónica Cabrejos dijo que la madre de Aldo podía interpretarse como una rival. Sin embargo, yo la siento más cercana y querida en el libro.
Tatiana es la madre del personaje principal. Podrían considerarla como la antagónica porque en la vida nadie es totalmente bueno ni malo. Así somos los seres humanos. Para llegar a un punto de equilibrio hemos tenido que pasar por múltiples cosas en nuestras vidas. Creo que Tatiana refleja eso.
Además, está en una búsqueda constante del amor.
Sí, tal como todos nosotros. Como dice Fito Páez: nadie puede, ni nadie debe vivir sin amor. El amor es la esencia de las cosas, es la fuerza que nos une. En el amor también hay imperfección y es lo que le sucede a Tatiana: ama a su manera a su hijo, con sus imprecisiones, errores y demonios internos.
Aldo y Tatiana buscan el amor.
Sí, cada uno a su manera. Es una tarea que van a resolver los mismos lectores. No quiero spoilear. El libro ya se agotó. Me gusta leer los comentarios de las personas que ya leyeron completa la novela.
Es una novela que te atrapa porque te hace reír y llorar, o las dos cosas a la vez.
Sí, una frase que más recuerdo que me dicen es: “Me has apretado el corazón”, al punto que están llorando y no se dan cuenta. ‘No eres yo, soy tú’ te golpea con escenas bastante crudas, pero también tiene este factor de ternura. Cada quien está encontrando esos matices entre el amor y el desamor, entre la ternura y el dolor.
¿Qué es la muerte para Alvaro Rondón?
Es una presencia inminente. Es lo único seguro que tenemos en la vida. Para mí, la muerte es el mejor recordatorio que tenemos que aprovechar cada día de nuestra vida. Tenemos que aprovechar esos momentos con quienes amamos, disfrutar nuestros pequeños triunfos o sufrir con nuestras derrotas. Muchas veces estamos muy pendientes de los detalles, del qué dirán o de complacer a otras personas y nos terminamos olvidando de nosotros mismos.
Hay escenas muy hilarantes en el libro. En un momento estás riéndote y, de repente, te golpea o te conmueve la siguiente escena.
Hay belleza y ternura en la ingenuidad y en la inocencia, definitivamente.
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