Está formada por el sedimento de varios  minerales de tonos diferentes: turquesa, dorado, lavanda, y otros. Foto: ¡Stock.
Está formada por el sedimento de varios minerales de tonos diferentes: turquesa, dorado, lavanda, y otros. Foto: ¡Stock.

El enfrentamiento entre comuneros por administrar los boletos de ingreso a la no puede opacar su belleza ni debe frenar el flujo de visitantes.

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Maravilla de la naturaleza, la Montaña de los Siete Colores —también llamada Vinicunca o Montaña Arcoíris— se ubica en la cordillera del Vilcanota, en las faldas del nevado Ausangate, en el distrito de Pitumarca, provincia Canchis, región Cusco.

Con fama mundial ganada por la difusión de videos y fotos, la montaña —entre los 4710 y 5200 metros sobre el nivel del mar— debe su nombre a las franjas de colores que tiñen sus laderas y sus cumbres.

No se trata de que su tierra haya sido pintada para atraer miradas, como algunos especularon ante tanta belleza, sino que los colores son producto de un fenómeno natural.

También llamada Vinicunca o Montaña Arcoíris, recibe a decenas de turistas cada día.
También llamada Vinicunca o Montaña Arcoíris, recibe a decenas de turistas cada día.

Sus franjas son la combinación de minerales expuestos por la erosión a través de millones de años que forjaron sus vistosas tonalidades de fucsia, turquesa, lavanda y dorado.

Miles de turistas llegan año a año para apreciar este espectáculo visual, a tal punto que la Montaña de los Siete Colores es hoy el segundo atractivo turístico más visitado del Cusco, apenas detrás de la ciudadela de Machu Picchu.

Siempre estuvo allí

Pobladores de la zona afirman que hace muchos años había nieve en la montaña. Su superficie estaba cubierta de hielo, sin embargo, el derretimiento debido al calentamiento global despejó la cumbre dejando ver sus sorprendentes colores.

¿Cómo llegar?

A la Montaña de los Siete Colores se llega a través de las localidades de Cusipata o Pitumarca. No tiene acceso directo en vehículo, pero sí a caballo, cuatrimoto o a pie, lo que permite observar mejor su belleza.

No tiene acceso directo en vehículo, pero sí a caballo, cuatrimoto o a pie.
No tiene acceso directo en vehículo, pero sí a caballo, cuatrimoto o a pie.

Además de prepararse ante la altura (contra el soroche) y llevar ropa abrigadora, lo aconsejable es visitarla entre mayo y setiembre, en temporada seca, lo que facilita caminar y apreciar mejor los colores.


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