El Informe Amazonía Viva de WWF, publicado hoy, argumenta que las amenazas a la integridad de la Amazonía deben detenerse mediante medidas urgentes para proteger el 80% de la selva tropical para 2025 (80x25). Basándose en las últimas investigaciones disponibles, el informe muestra que sin una acción urgente, el bosque tropical podría llegar a un punto de no retorno, afectando directamente los medios de subsistencia de los 47 millones de personas que viven en la Amazonía, 511 grupos de pueblos indígenas, el 10% de la biodiversidad del planeta, y agravando las crisis mundiales del clima y la biodiversidad.
A pesar de las severas advertencias de que la Amazonía se enfrentaba a este punto de no retorno del Panel Científico para la Amazonía (SPA) en la COP 26, un año después, la deforestación se está acelerando en lugar de disminuir. Los datos del Panel muestran que el 18% de los bosques amazónicos se han convertido en otros usos y un 17% adicional está degradado.
El informe también advierte que el objetivo vital de mantener el calentamiento global dentro de 1,5 °C no se puede cumplir si se pierde la selva amazónica, ya que almacena entre 367 y 733 Gt de CO2 en su vegetación y suelos. Al mismo tiempo, el carbono almacenado durante siglos en la Amazonía también se está liberando a un ritmo acelerado debido a la deforestación, los incendios y las actividades productivas no sostenibles.
Revertir esta tendencia y proteger el 80% del bosque tropical requerirá asegurar y ampliar un mosaico de áreas protegidas y territorios indígenas protegidos (actualmente la mitad del bioma) que deben ser gobernados y gestionados equitativamente, junto con enfoques integrados de gestión del paisaje para la conservación y desarrollo sostenible, según WWF.
Se requiere un compromiso político de alto impacto
El informe argumenta que salvar la Amazonía también requerirá un compromiso político de alto nivel que aborde directamente los principales impulsores de la pérdida de la Amazonía, como la deforestación, la minería ilegal, la corrupción, el uso indiscriminado de la fauna y otros recursos naturales, y la infraestructura planificada sin consideraciones ecosistémicas.
“Cumplir con el objetivo del 80x25 es parte de un esfuerzo global para establecer una transición hacia una Amazonía ecológicamente saludable. Esto requiere un cambio hacia la equidad social, el desarrollo económico inclusivo y la responsabilidad global”, comentó Kurt Holle, Director de la Unidad de Coordinación Amazónica de WWF y de WWF Perú.
Crisis climática
En un contexto de cambio ambiental global, “la Amazonía se encuentra atrapada en la intersección entre la crisis climática y la de biodiversidad, donde la destrucción de sus ecosistemas está reduciendo la posibilidad de que la temperatura aumente no más de 1,5°C” mencionó Roberto Troya, Director Regional de WWF para América Latina y el Caribe, y agregó que “son necesarias acciones urgentes para evitar repercusiones globales y garantizar que esta región pueda continuar regulando el clima del planeta y brindando beneficios ambientales y culturales al mundo”.
Durante un evento de lanzamiento del informe en la COP 27, se emitió un llamado global para que actores clave de diversos sectores se unan a la iniciativa 80x25 de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) para proteger al menos el 80% de la Amazonía.
De acuerdo al grupo, lograr esta meta requerirá: una visión regional Panamazónica con políticas e instituciones fortalecidas para implementarla; un 100% de reconocimiento legal, demarcación y financiación de los territorios de pueblos indígenas; moratorias u otras políticas para detener el avance de la deforestación, particularmente aquella que se lleva a cabo ilegalmente y a escala comercial, en bosques primarios, de alto valor biológico o en zonas que están llegando a puntos de no retorno locales; fomentar un modelo de desarrollo que detenga los impulsores de la deforestación y degradación, y promueva cadenas de suministro libres de deforestación; financiar un programa de restauración ecológica a gran escala; proteger la biodiversidad y especies amenazadas, entre otras estrategias.
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