Desde sus primeros días como presidente de Francia, allá por el 2007, Nicolas Sarkozy daba que hablar. Entonces, la comidilla era la relación con la primera dama, Cécilia Ciganer. Se especulaba de infidelidades mutuas y un matrimonio que no daba para más, lo cual se concretó con un divorcio ese mismo año. En los siguientes tres lustros, el político alimentaría a la prensa con más escándalos, muchos de ellos de corrupción.
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Los últimos titulares que acapara Sarkozy tienen que ver precisamente con un presunto mal ejercicio de sus funciones como jefe de Estado. Hoy, fue condenado a tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias.
La tesis incriminatoria se basa en una escucha telefónica de 2014. Esta develaría el presunto intento de corromper al juez Gilbert Azibert, entonces miembro del Tribunal Supremo. Según la acusación, el exmandatario buscaba obtener informaciones sobre el caso Bettencourt, que fue en sí mismo otro escándalo.
Liliane Bettencourt es considerada la mujer más rica de Francia y una de las principales accionistas del grupo L’Oréal. Ella fue sospechosa de haber entregado irregularmente dinero a Sarkozy, para financiar la campaña que lo llevó a la Presidencia en 2007. En ese periodo el político también habría recibido financiamiento ilegal del exdictador libio Muammar Gadafi, derrocado y muerto en 2011. De hecho, un hombre de negocios libio que testificó ante la justicia que él había trasladado, en persona, maletas de billetes con dinero libio destinado a financiar la campaña.
Sarkozy volvió a tentar la Presidencia en 2012, y una vez más habría incurrido en irregularidades, por lo que se abrió el llamado caso “Bygmalion”. Se descubrió que el político sobrepasó el límite de gastos permitidos por ley para la campaña. Su partido habría ocultado los sobrecostos de mítines y viajes mediante facturas falsas emitidas por la firma de relaciones públicas Bygmalion.
“Soy inocente”
Sarkozy es discípulo del también expresidente Jacques Chirac. En diciembre de 2011, el Tribunal Correccional de París condenó a Chirac a dos años de prisión por malversación de fondos públicos entre 1990 y 1995, cuando era alcalde de la ciudad. Por cuestiones de salud, nunca cumplió la pena.
Ahora, Sarkozy podría convertirse en el primer expresidente en ser encerrado por corrupción. No obstante, está resuelto a pelear. El otrora inquilino del Elíseo, que repitió incansablemente durante su juicio que nunca ha cometido “el más mínimo acto de corrupción”, ha decidido apelar.
Cuenta, por lo menos, con el apoyo de mujer, la exsupermodelo y cantante Carla Bruni, con quien se casó en 2008, poco después de su divorcio de Ciganer.
“¡Qué ensañamiento insensato, mi amor Nicolas Sarkozy! La lucha continúa, la verdad saldrá a la luz. Injusticia”, publicó Bruni en Twitter, junto a una foto de la pareja abrazada.