Los feminicidios no tienen cuando terminar en Estados Unidos. Y es que después de que una joven embarazada fuera asesinada por vecinos que querían robarle a su bebé y que una mujer fuera encontrada sin vida con un rosario en la garganta, un nuevo crimen que remece el país más poderoso del mundo vuelve a ocurrir en una de sus ciudades más importantes.
Kenneka Jenkins, una joven de 19 años de Chicago, salió de su casa el último viernes a las 11:30 pm para ir a una fiesta con sus amigos. La reunión tendría lugar en una habitación del noveno piso del Crowne Plaza Chicago O’Hare Hotel & Conference Center en Rosemont.
La última vez que sus familiares hablaron con Kenneka Jenkins fue a la 1:30 am del sábado. Alrededor de las 4:00 am, Martin Jenkins, la madre de la víctima, habló con los amigos de su hija quienes le dijeron que ella había perdido el conocimiento por el alcohol y que estaban dentro de su auto y con su celular.
A las 5:00 am, Martin se dirigió al hotel para buscar a Kenneka Jenkins. Los trabajadores del lugar le dijeron que primero tendría que reportarla como desaparecida para poder acceder a las cintas de vigilancia.
Muy angustiada, la madre de Kenneka Jenkins tuvo que ir con la policía y esperar unas horas más para reportarla como desaparecida. Según Gary Mack, un vocero de la ciudad de Rosemont, buscaron a la joven por 11 horas por todo el hotel.
Finalmente Kenneka Jenkins fue encontrada dentro de un enorme congelador ubicado en un área en construcción del hotel. Ya había perdido la vida. Al momento su madre busca justicia ya que no cree en las primeras investigaciones de la policía ni en las versiones de sus amigos.
Según Martin Jenkins, no sabía de la fiesta a la que había asistido su hija hasta que sus amigos la llamaron. ‘Sus historias cambiaban una y otra vez’, cuestionó la madre de la víctima quien no confía en los compañeros de Kenneka.
Asimismo tampoco cree en la inaudita explicación de la policía. Y es que según las investigaciones de las autoridades, Kenneka Jenkins entró al congelador sola cuando estaba tan ebria como para no darse cuenta que no se trataba de un ascensor.
‘Estas eran puertas de acero doble, ella no las abrió’, dijo la madre de Kenneka Jenkins. Asimismo reclama la falta de predisposición del personal del hotel que no quiso ayudarla en un primer momento. ‘Si me hubieran tomado en serio y lo hubieran comprobado de inmediato, podría haber encontrado a mi hija mucho antes y ella ahora estaría con vida’, lamentó.
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