Don Lesme del Toro, un abuelito cubano de 89 años, ha encontrado en la creatividad una forma única de entretenerse y relajarse en casa. Desde que llegó a Lima hace 15 años, su pasión por hacer cosas caseras y sencillas se ha mantenido intacta, reflejando su entusiasmo y energía inagotables.
“Siempre fui curioso para las manualidades y los inventos”, comenta don Lesme, recordando cómo desde niño experimentaba con lo que tenía a la mano. Entre sus recientes creaciones destacan un dispensador de lapiceros hecho con cartones, diseñado para motivar a los niños a hacer sus tareas; un bastón elaborado con latas de leche que lo acompaña en sus caminatas, y una muñeca bailarina colocada dentro de una botella, que parece cobrar vida cuando se la agita.
Una de sus obras más llamativas es un fulbito casero inspirado en la selección peruana de fútbol. Con cartón y materiales reciclados creó un grupo de pequeños futbolistas que se mueven sobre el tablero, brindando horas de diversión tanto a niños como a adultos.
Su creatividad no se detiene ahí. También ha trabajado en una maqueta de los Juegos Olímpicos París 2024, donde recrea a los deportistas en movimiento durante las competiciones. “Todo lo que veo a mi alrededor me inspira. Me fijo en detalles cotidianos y pienso en cómo podría mejorarlos o adaptarlos en mis proyectos”, expresa con una sonrisa.
A lo largo de su vida ha construido desde submarinos a escala hasta gigantescas cometas. A los nueve años, su primer invento fue un submarino rudimentario. “Terminé empapado, pero aprendí mucho de esa experiencia”, recuerda entre risas. Su espíritu curioso y observador lo ha acompañado desde entonces, guiando sus pasos en cada proyecto que emprende.
La vida de don Lesme en Lima no ha sido fácil. Sin jubilación ni retiro, depende de sus hijos, pero eso no ha sido impedimento para que siga haciendo lo que más le apasiona: crear. “No los vendo, pero los llevo conmigo cuando salgo a caminar por las calles de Lima”, dice sobre sus inventos.
“La gente me ve con mis carritos de inventos y les llama la atención”, comenta con orgullo. Incluso, algunas personas le han sugerido en broma que debería trabajar en la NASA.
Este abuelito creativo y entusiasta ha demostrado que la edad no es un obstáculo para seguir sorprendiendo y alegrando a los demás. Cada creación es una muestra de su habilidad para convertir lo cotidiano en algo extraordinario, manteniéndose activo y feliz mientras sigue inventando. “Al final, creo que invento para hacer la vida más alegre, para mí y para quienes me rodean”, concluye don Lesme, reafirmando que, a pesar de las dificultades, su espíritu sigue tan activo y brillante como siempre.
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