Por: Miguel Ramírez / Periodista de investigación
Las dos máximas representantes del Poder Judicial y del Ministerio Público, Elvia Barrios y Zoraida Ávalos, están metidas en un tremendo lío que la Junta Nacional de Justicia (JNJ) debe resolver, dejando de lado el amiguismo y actuando con severidad.
Ávalos rehusó investigar a Barrios por un presunto tráfico de influencias porque -según argumentó- “es mi amiga”.
En el embrollo, asimismo, está el fiscal supremo Pablo Sánchez, quien también se negó investigar a Barrios por su amistad con ella.
No se ha comprobado si Barrios es o no culpable, pero resulta indignante el proceder de estos tres magistrados que se declaran moralistas y enarbolan la lucha contra la corrupción.
La bomba periodística la hizo estallar hace poco Marco Vásquez, el acucioso periodista del programa ‘Panorama’. Lo que extraña es el silencio de los blogueros, tuiteros y abogados de las ONG que siempre están listos para apretar el gatillo contra magistrados que no son de su simpatía.
Todo empezó por una confesión de Walter Ríos, uno de los cabecillas de ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’, preso desde el año 2018. Ríos declaró que en el año 2017, cuando era el mandamás de la Corte Superior del Callao, recibió una llamada de la vocal suprema Elvia Barrios.
Le pidió, según dijo, interceder en un juicio que tenía su hermano Víctor Raúl Barrios en un juzgado del Callao. Ríos llamó al juez y le contó que Barrios le había pedido que resolviera lo más rápido a favor de su familiar, lo que, en efecto, ocurrió.
El fiscal superior Jesús Fernández, ante quien declaró Ríos, armó una carpeta fiscal con fechas, nombres de los involucrados, lugares donde ocurrieron los hechos y otros detalles importantes.
Todo el file se lo envió a la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, para que investigara a Barrios por tráfico de influencias. Él no podía hacerlo, pues no tiene el rango respectivo: Barrios es vocal suprema.
Era enero del 2020, ojo con la fecha. Desde ese momento ocurrieron hechos escandalosos: Ávalos se negó a investigar a Barrios “por tener vínculos de amistad”. El expediente se lo pasó al fiscal supremo Pablo Sánchez, quien hizo lo mismo aduciendo ser amigo de la magistrada.
El proceso fue remitido al fiscal supremo Víctor Raúl Rodríguez Monteza, quien también lo rechazó.
La decisión de Rodríguez es entendible, pues se lo vincula con jueces corruptos, pero no así el proceder de Ávalos y Sánchez.
En diciembre de ese año, Barrios fue elegida como la primera mujer presidenta del Poder Judicial. Todos aplaudimos, pero nadie sabía que tenía esta grave denuncia que sus amigos no indagaron, probablemente para no perjudicar su elección.
Barrios dice que se allana a cualquier investigación, pero los tres fiscales supremos que se niegan a investigarla son los únicos que quedan en el Ministerio Público. ¿Dónde están los moralistas del sistema judicial? ¡No se oye, padre! Nos vemos el otro martes.
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