“Varios de los críticos de hoy estuvieron en el Mininter (Ministerio del Interior) y fueron incapaces de detener el crecimiento exponencial del espacio cocalero que ha convertido a nuestro país en uno de los principales exportadores de cocaína en el mundo. Anuncio que la lucha contra el narcotráfico se incorpora desde este momento a la agenda central de mi despacho (…)”, dijo en su

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Después de muchos años, una máxima autoridad del país enrostra directamente al flagelo del narcotráfico y anuncia combatirlo con firmeza como parte de la política de Estado. Este columnista ha escrito ríos de tinta reclamando un real compromiso para combatir a las firmas de narcotraficantes que operan en el país, especialmente en , en donde se elabora el 70 por ciento de las 900 toneladas de cocaína que se “exportan” al mundo.

Aún es un misterio cómo el gobierno de Boluarte encarará este problema crónico. La lucha no será fácil. Diversos especialistas señalan que dicha zona -geográficamente casi imposible de penetrar, infestada por sembríos de hoja de coca que crecen día a día, narcotraficantes y senderistas- está casi perdida.

“Muchas veces para avanzar unos cien metros te demoras días enteros. La zona es casi inaccesible. Son montañas inmensas, empinadas, llenas de vegetación. Por las noches, y por momentos en el día, no ves absolutamente nada. Todos los que hemos estado allá volvemos a nuestras casas como si hubiésemos peleado en Vietnam”, me dice un policía antidrogas que operó allí.

Para que nos hagamos una ida: el VRAEM tiene una extensión de ¡49 mil kilómetros cuadrados!, a lo largo de los cuales se encuentran desperdigados dos mil pueblitos, todos ellos dedicados a los cultivos ilegales de hoja de coca.

En el nefasto régimen de Pedro Castillo, esos sembríos crecieron exponencialmente, gracias a un siniestro plan que él aplicó en contubernio con los cocaleros y, por ende, con el narcotráfico.

Apenas llegó al gobierno, el expresidente detuvo la erradicación de los cultivos de esa planta, a la que él llamaba ‘hoja bendita’, y hasta prometió industrializarla. Durante su gestión, los sembríos crecieron en un 18 por ciento: de 80,681 hectáreas pasaron a 95,008 hectáreas.

Colocó en puestos claves, como en Devida, a personas nada idóneas y abiertamente a favor de los cocaleros, como Ricardo Soberón. Su principal aliado en el Congreso fue el parlamentario Guillermo Bermejo, quien tiene un proceso pendiente por terrorismo.

Esperamos que el anuncio de Boluarte, que pocos medios lo han resaltado, no sea flor de un día. Tendrá una tarea titánica. Entre otras cosas deberá repotenciar a la policía antidrogas, reactivar bases militares que fueron cerradas y –principalmente– comprometer a todas las instancias gubernamentales y organismos internacionales antinarcóticos en esta lucha casi perdida. El narcotráfico es la madre de todos los delitos. Nos vemos el otro martes.

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