La mujer peruana siempre ha sido luchadora y emprendedora. Nuestras bravas mujeres nos demuestran que con preparación y dedicación son capaces de pilotear y reparar un helicóptero de guerra, esos que vimos en la saga de la película de ‘Rambo’. Las suboficiales SO1 FAP Ivette García Chanduvi (31), S02 FAP Leticia Carrasco Gongora (27), SO2 Lisbeth Espinoza Llamoza (23) y SO3 Maricielo Corrales Valdivia (20) le cuentan a Trome sus experiencias sobre la vida militar y exhortaron al resto de mujeres a creer en ellas mismas.
¿Qué les animó a postular a la Fuerza Aérea del Perú (FAP)?
Ivette: Mi papá es técnico de la FAP en retiro y él nos hablaba de su especialidad que es armamento. Crecí con ese gusto por los aviones y las armas.
Leticia: Antes estudiaba ingeniería química en la Universidad San Antonio Abad del Cusco, pero sentía que algo me faltaba. Recuerdo que cuando era niña vi en un cuaderno donde salían los héroes de la patria, y hablaban de la vocación de servicios de dos pilotos mujeres de la FAP, ahí te decían cómo se podía postular.
Lisbeth: Nadie en mi familia es militar, soy la primera. Recuerdo que estaba viendo opciones con unos amigos que son de la Marina, y me enamoré de la FAP por las posibilidades que ofrecían.
Maricielo: Desde niña, he sentido motivación por la carrera militar.
¿Es difícil hacer mantenimiento a los helicópteros?
Leticia: El tema es difícil, pero no imposible. Muchas veces soy la única mujer en el taller del Mi-17; es un helicóptero multipropósito donde puedes transportar pasajeros, cargas, evacuaciones aeromédicas.
Lisbeth: Es como si fuese de otra dimensión. Tienes que ver el motor, la estructura, sistemas de combustible, sistema hidráulico. Todos los sistemas contribuyen para que la aeronave pueda volar.
Maricielo: Nosotros nos encargamos de que el helicóptero se encuentre operativo y sin problemas.
Ivette: En mi caso, hago el mantenimiento del armamento. El helicóptero Mi-17 lleva una cohetera para 20 cohetes, cañones de 23 milímetros, ametralladoras de 12.7 cm, bombas de 250 y 500 kilos.
¿Alguna anécdota que recuerden?
Ivette: He participado en operativos en el Vraem y Pichari.
Leticia: Recuerdo que volé a Piura por el tema del fenómeno de El Niño y estuvimos 21 días ayudando a la gente.
¿Qué es la FAP para ustedes?
Ivette: Mi vida. Mis sueños se cumplieron acá y los sueños de mi familia también.
Leticia: Me fui trazando la meta de ser ingeniero de vuelo y hace dos años me califiqué.
Lisbeth: Entré sin saber nada. Recuerdo que ayudaba a mi papá en el taller, él es chofer de buses. Amo lo que hago.
Maricielo: Una carrera y un futuro para mi familia.
¿Qué mensajes le darían a las mujeres?
Ivette: Nosotras debemos querernos y valorarnos. Debemos demostrar que podemos hacer las cosas; es solo ponerle ganas, esfuerzo y empeño.
Leticia: Cada uno decide su futuro y elige lo que quiere . Querer es poder.
Lisbeth: Una mujer puede ser astronauta o presidente, solo tienes que proponértelo. No somos menos que nadie.
Maricielo: No dejes que nadie te minimice por ser mujer. Todas somos capaces.
¿Piensan ser madres?
Leticia: Ahora tengo otras metas que cumplir. En esta carrera, el helicóptero se convierte en tu enamorado.
Ivette: Muy aparte de ser mujer, soy militar. Cuando los chicos me ven, preguntan: ¿No te da miedo? A mí, no. Me gusta vivir al límite.