El rey de España, Carlos III, estuvo al tanto de la la condición del hijo de Túpac Amaru II. Foto: Internet.
El rey de España, Carlos III, estuvo al tanto de la la condición del hijo de Túpac Amaru II. Foto: Internet.

Cuando tenía 12 años, Fernando Túpac Amaru Bastidas fue testigo de cómo, el 17 de mayo de 1781 en la Plaza de Armas del Cusco, los españoles ejecutaron a su padre, el caudillo indígena , a su madre Micaela Bastidas, a su hermano Hipólito y a otros que se rebelaron contra la Corona española en el Perú.

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Desde ese momento su vida quedó marcada y hasta su muerte purgó prisión y sufrió trato inhumano solo por ser hijo de quienes se levantaron en armas para reclamar el fin de los abusos de las autoridades españolas.

Sobre el hijo de Túpac Amaru II, que es mencionado en pocos textos escolares, se han escrito los libros ‘Fernando Túpac Amaru Bastidas’, de José Ayala Olazábal, y ‘Las cartas de Fernando Túpac Amaru y otros documentos (1782-1798)’, de varios autores, que nos brindan detalles de sus penurias.

Recluido dos años, al ser condenado al destierro se lo llevaron a España. Sobrevivió a un naufragio en Portugal (que no aprovechó para escapar) y luego, en España, vivió enfermo y maltratado en prisiones desde donde envió cartas al rey Carlos III para reclamar en vano por sus derechos.

En la mazmorra de un castillo de Cádiz, en España, con la salud deteriorada por la deficiente alimentación, la humedad del calabozo y los abusos, Fernando Túpac Amaru murió con 30 años de edad en agosto de 1799.

La yapa

En enero de 1794, el virrey de Perú, Agustín de Jáuregui, envió desterrado a España al aún menor de edad Fernando Túpac Amaru por temor a que sea capaz de ‘levantar otra rebelión’ contra la Corona española, como la de su padre Túpac Amaru II.

En España se le mantuvo recluido, sin ropa para abrigarse y prohibido de asistir a misa. En una carta al rey, en setiembre de 1787, pidió clemencia, compasión por su ‘prolongado martirio, sin otro delito que haber nacido’, pero no obtuvo respuesta.

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