
Aunque muchos padres piensan que sus hijos aún no experimentan la envidia, lo cierto es que desde los tres o cuatro años ya pueden compararse con sus amiguitos y mostrar signos de descontento cuando sienten que otros tienen más atención, juguetes o reconocimiento.
“Los niños deben aprender a reconocer lo que sienten y a expresarlo sin lastimar a los demás. Ignorarlo puede reforzar comportamientos negativos como la frustración constante, el llanto exagerado o el rechazo hacia otros niños”, indica el psicólogo y psicoterapeuta Walter Hinojosa.

Qué hacer
1. FOMENTA LA EMPATÍA. Enséñale a tu hijo a ponerse en el lugar del otro, reconocer emociones y valorar los logros ajenos.
2. EVITA COMPARACIONES. Cada niño tiene su propio ritmo. Compararlos constantemente solo aumenta la inseguridad.
3. REFUERZA SU AUTOESTIMA. Ayúdalo a reconocer sus habilidades y fortalezas. Un niño seguro de sí mismo es menos propenso a sentir envidia.
4. DEJA QUE EXPRESE SUS EMOCIONES. Anímalo a hablar de lo que siente. Nombrar las emociones les da poder para controlarlas.
5. DA EL EJEMPLO EN CASA. Los adultos también deben evitar comentarios envidiosos o comparaciones dentro del hogar.
6. NO TE PREOCUPES TANTO. La envidia no debe ser motivo de alarma, pero sí una oportunidad para fortalecer la inteligencia emocional desde la infancia.
Datito
Algunas señales comunes son: comparaciones frecuentes con hermanos o amigos, desvalorización de los logros ajenos, tristeza o enojo cuando otro niño recibe atención, y actitudes posesivas hacia objetos o personas.
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