¡Una verdadera ‘mil oficios’! Así es doña Bertha Borda Quispe (70), conocida en el medio folclórico como ‘Bertha del Huascarán’. Canta huaynitos y chimaychis (diversidad más fogosa del huayno) desde muy niña, y además, teje palmas de olivo en Semana Santa. Ambos talentos, heredados de sus padres, le han ayudado a sacar adelante a sus siete hijos.
Doña Bertha, ¿desde hace cuánto tiempo teje palmas en Semana Santa?
Desde los 10 años y ahora tengo 70. Aprendí de mi mamá, que fue una gran tejedora de palmas.
Una vida entera...
Así es y no me canso, sigo imparable como el primer día, ja, ja, ja. Gracias a Dios he podido enseñarle este arte a mis siete hijos y hasta mi nieto también teje palmas.
¿Domina varios diseños?
Uy sí, claro. Son muchos años tejiendo palmas y he logrado aprender varios diseños y me salen ‘rapidito’. Demoraré un promedio de cinco minutos por palma. No tengo un número exacto, pero más de cien, seguramente.
¿Cuántas llega a vender?
En iglesias nomás serán como 500 palmitas. Pero también ofrecemos al por mayor.
Imagino que se prepara con tiempo...
Claro que sí, por lo menos una semana antes. Porque hay que lavarlas, sacarles la tierra y dejarlas remojando en agua. Ese proceso demora mucho más que tejerlas. Se van a reír, pero lo más fácil es tejerlas.
¿Es muy creyente?
Por supuesto. Junto a mi familia somos muy creyentes del santo Fray Pedro Urraca y hasta tenemos un altar en la casa. Mi esposo nos enseñó a tener fe y encomendarnos al señor Dios. Era muy religioso.
¿Le ha hecho un milagro?
Mi hija tuvo cáncer y la salvó de morir. Todos los días rezábamos y vivíamos aferrados a su bondad.
¿Y desde cuándo canta huaynitos?
Canto desde muy chiquita, pero en escenarios desde los 15 años. Y cuando había shows, mi papito me acompañaba. Él también era músico y a veces compartíamos escenario.
¿Así nace ‘Bertha del Huascarán’?
Claro, ese es el nombre artístico que me pusieron en una radio hace muchos años porque nací en Yungay, en el departamento de Áncash.
Dicen que usted canta y encanta en los escenarios...
Es que los huaynitos y chimaychis son mi pasión. Nací para cantar. Yo me subo a la tarima y me olvido de todos los problemas. Soy una artista de pies a cabeza y hasta he grabado tres discos. Además, cumplí mi gran sueño de conocer a ‘Pastorita Huaracina’, un ícono del folclor de nuestro país.
Y en sus ratos libres vende picarones y tamales...
Es que la platita no alcanza. Cuando mi esposo enfermó de diabetes, tenía que ingeniármelas para sacar adelante a mis hijos. Y no es por nada, pero tengo muy buena sazón. Mis picarones y tamales rayan los fines de semana. Yo trabajo en lo que sea, hasta he pintado paredes.
Es toda una ‘mil oficios’, ¿de dónde saca tanta energía?
La música me da energía, todo el día paro cantando. En la vida hay que lucharla y hacer las cosas felices. Soy una guerrera que se ha caído y levantado muchas veces por sus hijos.
Gracias por su tiempo...
Gracias a ustedes por interesarse y difundir el folclore peruano. Los espero cuando quieran para que prueben su tamalito.
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