Se dice que tener una es como si tuvieras a un ángel en casa. Ellos llegan para cambiarnos la vida, tal como lo hizo la hermosa ‘Patay’, la gatita inca del Chef Timour Ghoneim, quien está devastado tras la muerte de su gran compañera que murió a consecuencia del virus de la leucemia feline. El cocinero francés la rescató de las calles cuando aún era una bebé, la llenó de amor y de cuidados, pues se convirtió en la mejor compañera que hacía más ligera su estadía en el Perú.

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Timour nos cuenta que ‘Patay’ era lo más precioso que tenía y es imposible recordarla sin derramar una lágrima, pues el dolor es inmenso. Su meta era poder abrir su negocio y tener una situación estable en nuestro país. Tenía pensado tener una casa con jardín y darle un espacio más grande a su pequeña.

“A ella siempre le gustó estar en el sol, mirando las aves que pasaban por la ventana, por eso pensaba en querer tener un lugar más grande para que ella lo disfrute. Además, pensé en rescatar a más gatitos o perritos para que ella se sienta acompañada y tenga nuevos amiguitos. ‘Patay’ era la gatita más dócil que conocí en mi vida y solo quería protegerla”, detalla.

El chef vino a Lima para conocer más sobre nuestra cocina peruana, pero en ese interín se enamoró del Perú, tanto así, que decidió emprender con un negocio de comida. Y para cumplir su sueño dejó a su familia y con el tiempo llegó su gatita inca, quien ocupó el espacio más especial de su vida. Él estaba muy orgulloso de tenerla y aunque le dió amor y todos los cuidados como si fuera su propia bebé, Timour siente que pudo haber hecho más por ella.

“Estaba orgullosa de tenerla, no sabes el dolor que siento. Pienso que la abandoné, que ella está sola y que me está buscando y que no puedo hacer nada por ella ahora, me siento tan mal. Espero realmente que no esté sola y que esté acompañada de otros gatitos y de algunas personas de mi familia que la puedan cuidar. Espero que realmente exista un mundo mejor para los animales”, refiere.

Al recordar a ‘Patay’, Timour dice con nostalgia que ella era muy reservada y tímida. Cuando la rescató, la pequeña tenía mucho miedo, pero se ganó su confianza y se volvió en su niña engreída.

“Quise cuidarla hasta lo último. La tuve cuatro años conmigo, hemos tenido una conexión muy fuerte. Nunca me separé de ella ni en este momento en que perdía las fuerzas. Murió en mis brazos y es un privilegio haberle dado tanto amor y hacerla sentir que no estaba sola, qué hice hasta lo imposible por salvarla”, nos dice.

¿Qué pasó con Patay?

La gatita empezó a sentirse débil, cosa que le extrañó a Timour, pues siempre estaba activa, así que la llevó a la veterinaria donde no le hicieron la prueba ‘frotis’, la cual permite saber si todavía tiene glóbulos rojos madre; caso contrario, de nada sirve una transfusión sanguínea.

Los encargados le dijeron que ‘Patay’ tendría dos días de vida y mientras tanto, debía seguirle haciendo transfusiones. Timour llevó a su gatita a la veterinaria de su amiga, la doctora Ana Martínez de ´Los Dominicos’, en San Martín de Porres donde le realizaron la prueba frotis y el virus había atacado a los nuevos glóbulos.

“Estoy molesto con la clínica que me dió una falsa esperanza. Ellos sabían que Patay iba a morir, pero no fueron honestos conmigo. Pagué mil soles por la transfusión, pero la plata es lo que menos me importa, pues la perdí. Ese día me la llevé a casa porque estaba comiendo y estaba feliz, pero cuando llegamos, empezó a sentirse cansada y al día siguiente respiraba con dificultad, fue cuando decido llevarla a la veterinaria de mi amiga en San Martín de Porres y supe que no se podía hacer nada por ella”, relata.

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