Hallan momias de inmigrantes chinos del siglo XIX (Foto: Anthony Niño de Guzmán)
Hallan momias de inmigrantes chinos del siglo XIX


¡Increíble! Tres cuerpos momificados de inmigrantes chinos, que llegaron a nuestro país a mediados del siglo XIX en busca de mejores oportunidades, fueron encontrados en . Estaban sepultados con sus artefactos tradiciones, como mecheros, cartas de tarot chino y pipas para fumar opio.

El hallazgo se produjo el pasado 22 de enero, mientras los trabajadores de Cálidda realizan sus labores de instalación de tuberías de gas natural en dicho distrito. Los restos estaban en cajones de madera a menos de un metro de profundidad, a la altura del kilómetro 17.5 de la avenida Túpac Amaru, en el pueblo joven conocido como La Flor.

Según la arqueóloga Cecilia Camargo, encargada de la excavación y conservación de estos cuerpos, los actuales habitantes de esta zona tienen bajo sus pies todo un cementerio de inmigrantes chinos. “Lo que hemos encontrado sería la periferia de un cementerio. Varios vecinos declaran que han encontrado diversos objetos de origen chino. Lo que tienen bajo sus pies es muy valioso”, dijo.

Muy cerca de la zona donde fueron encontrados operaba, hace más de un siglo, la hacienda Caudivilla, una de las que contrataron la mayor cantidad de mano de obra oriental. Pese a que habrían trabajado en condiciones de semiesclavitud, estos hombres nunca cortaron el vínculo con su país natal. “Quisieron irse con los objetos que los acompañaron toda su vida”, indicó la arqueóloga.

Hace ocho meses, en agosto del año pasado, el halló 16 tumbas de pones chinos que habrían trabajado en algodoneras, en la huaca Bellavista, en Santa Anita. En este lugar habría existido una necrópolis de inmigrantes orientales que laboraron en la hacienda algodonera Zavala, en la segunda mitad del siglo XIX.

También se descubrieron tumbas similares en el complejo Mateo Salado y La Punta. Roxana Gómez, directora del proyecto arqueológico Bellavista, dice que estos extranjeros eran excluidos por no ser católicos, incluso de los cementerios. “Vivían en las afueras de las haciendas, casi aislados. Ahí mantuvieron sus ritos y tradiciones religiosas”, señala.

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