
Él no pasa inadvertido para las personas que circulan por los alrededores del Mercado Central y Mesa Redonda en el centro de Lima. Con tremendos bíceps, tríceps y cuádriceps, Alexander Colmenarez desata el furor entre los comerciantes y clientes de esta zona comercial, sobre todo de las mujeres, que a veces ni siquiera se dan cuenta de lo que vende, solo les basta mirarlo y admirarlo.
Con 31 años, Alex llegó a Lima desde su tierra natal, Venezuela, en 2018, en busca de nuevas oportunidades. En su país desarrolló la pasión por el atletismo, pero luego le dio paso a una carrera que lo llevaría a competir a nivel internacional en el fisicoculturismo.
“Mis amigos me decían que tenía buen físico, que por qué no me metía más en el culturismo, que tenía muchas posibilidades. Así fue como empecé”, recuerda.

Su transición al fisicoculturismo no fue fácil. Adaptarse a una dieta rigurosa fue uno de los mayores desafíos. “La comida es la base de todo. Si no te alimentas bien, no vas a poder alcanzar los resultados que deseas”, afirma.
Estando en nuestro país, participó en el campeonato sudamericano de fisicoculturismo de la Federación Mundial de Fitness (WFF) y lo ganó en dos categorías: Culturismo clásico y Main athletic.
Estos logros, además de ser un reconocimiento a su esfuerzo, también consolidaron su posición en este deporte.
“Mi familia se sorprendió mucho cuando me metí en esto. El culturismo tiene esa imagen de poca ropa y no estaban acostumbrados a verme así. A veces me molestaban, pero siempre me apoyaron”, confiesa.
Mientras sigue con sus entrenamientos y ofrece sus servicios como personal trainer, vende accesorios tecnológicos en la calle. Recorre las avenidas ofreciendo audífonos, linternas, cables y otros artículos. Un emprendimiento que le permite incrementar sus ingresos y seguir invirtiendo en su carrera deportiva.

“Vendo accesorios porque me gusta la flexibilidad que me da para poder seguir entrenando y compitiendo. No tengo que estar atado a un horario fijo”, cuenta. Además, sabe la reacción que genera en las personas que lo ven pasar. Algunas chicas le lanzan piropos asolapados y otros le gritan ‘¡Hulk!‘. Lo bueno, dice, es que se hace notar y la gente, muchas veces, le compra.
Hoy, su objetivo es seguir creciendo como atleta y como entrenador, con planes de competir en eventos internacionales, como en Colombia y Brasil. “Mi consejo para los jóvenes que quieran entrar al fisicoculturismo es que nunca dejen de luchar por sus sueños. La disciplina y la alimentación saludable son la base para llegar lejos”, aconseja.
Al borde de las 7 de la noche, Alexander se prepara para regresar a su casa, pero su día no termina aquí. Aún tiene que dictar una sesión de ejercicios y luego seguir entrenando para mantenerse en buena forma.
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