“Hazlo y si te da miedo, entonces hazlo con miedo, pero hazlo”, es una frase que caracteriza a Zarely Malqui Vásquez (29). Empezó vendiendo golosinas en la calle, hasta que en plena pandemia en 2020 decidió arriesgarlo todo y poner su negocio ‘La Bodeguita’ en las afueras del mercado ‘Guindawasi’, en San Martín de Porres.
“‘La Bodeguita’ fue nuestra salvadora en la pandemia. Al inicio mi esposo y yo tuvimos mucho miedo, pero no había otra. Mi hijita estaba creciendo y no podía sacarla a vender conmigo a la calle. Necesitábamos un lugar seguro para ella”, comenta la mamita ancashina.
Su negocio abre de lunes a domingo de 8 de la mañana a 9 de la noche. Vende de todo un poco, hay abarrotes, víveres, golosinas, gaseosas, helados, frutas y verduras. Como buena comerciante, Zarely tiene todo bien organizado y distribuido. Por ejemplo, los martes y sábados llegan las frutas y verduras fresquitas, y una vez al mes se da un tiempito para hacer queques y venderlos por porción.
“En invierno lo que más sale son las verduras porque mis caseros hacen sus sopitas. Los más dulceros arrasan con los chocolates, ja, ja, ja”, comenta la comerciante.
Trabas y más trabas
No todo es color de rosa para los bodegueros. Desde los burocráticos papeleos para sacar la licencia, los préstamos o créditos bancarios imposibles de conseguir, la delincuencia a plena luz del día y hasta el alza del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) hacen difícil integrarse al sistema y sostener a flote el negocio.
“De por sí las cosas han subido de precio, entonces vendemos menos porque la gente prefiere ir a los supermercados, ya que ellos sí pueden hacer ofertas y promociones. Si nos aumentan los impuestos será el fin de miles de bodegas. Como miembro de la Asociación de Mujeres Bodegueras del Perú (Agremub) imploramos a las autoridades que nos dejen trabajar. Necesitamos alimentar a nuestras familias, no nos obliguen a quebrar”, sostiene Malqui, una humilde ‘bodeguera con punche’.
CONSEJITO A TENER EN CUENTA
Antes de ubicar tus productos en la refrigeradora, revisa la fecha de vencimiento de los empaques y ordénalos según ese dato. Por un descuido puedes malograr tu mercadería.
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