Tuvimos que esperar 13 años para que el escritor Augusto Effio publique un nuevo libro de cuentos. Sorprendió con 'Lecciones de Origami'-un título que no le agrada-y este 2019 publicó 'Algunos cuerpos celestes' (Peisa, 2019).
¿Por qué no te gusta el título de tu primer libro 'Lecciones de Origami'?
'Lecciones de Origami' suena, justamente, a un manual de origami. Igual le tengo mucho cariño a ese libro, la crítica en su momento resaltó que su principal acierto era la creación de un universo cerrado alrededor de una ciudad: San Cristóbal.
¿Cómo te organizaste para elaborar 'Algunos cuerpos celestes'?
'Dos árboles' y 'Familia de Cuervos' fueron escritos hace años, incluso pudieron haber estado incluidos en el libro anterior; los otros cuentos me tomaron años o semanas, cada uno tuvo su propio tiempo. En esta oportunidad la unidad del libro radica en la referencia a sucesos muy identificables sobre nuestra historia reciente..
Este libro fue publicado por Peisa.
Me convenció que Germán Coronado, editor de Peisa, me dijera: Me gusta tu libro, vamos a publicarlo, sobre todo, por los libros que escribirás después. Confían en mi escritura, y por eso, estoy agradecido.
Se puede decir que 'Algunos cuerpos celestes' es lo que vivimos en los noventas.
Claro, la generación de los noventa tuvimos que sobrevivir al fujishock, a las privatizaciones de empresas públicas, un magnate televisivo, a los periódicos que fabrican psicosociales, temas que abordo en estos cuentos.
Me parece que algunos personajes son perdedores...
Van más allá del típico perdedor que lame su derrota. Son personajes cínicos, desencantados, densos,-que reflexionan mucho en soledad o les encanta someterse a duelos-verbales.
La prosa poética siempre ha estado presente en tus cuentos.
Es inevitable, no puedo escapar de esa prosa poética. En algunos cuentos como 'Berisso y el Oso Maldonado' o 'Si juegas el domingo te incendio la casa', he tratado de dosificar un poco de mi estilo narrativo. Pero para mí, llevar un ritmo en la prosa es importante tanto como autor que como lector, la arquitectura del lenguaje: sonoridad y profundidad. Quizá eso me juega en contra porque hay una exigencia del mercado por hacer todo muy digerible, de consumo rápido e inmediato.
La corrupción está latente indirectamente en 'Algunos cuerpos celestes'.
Tengo una obsesión temática muy clara, no quise escribir de la corrupción en mayúsculas, que es la única que parece que no nos escandaliza. Convivimos muy bien con la corrupción que nos encontramos día a día. Por ejemplo, los vendedores de perros chuscos, los vendedores de tesis recicladas o los cuidadores de carros son mafias que operan con sus propios códigos y reglas, y nos hacemos de la vista gorda con ellos. Me llama la atención que la ficción casi se desentiende de esos temas, existe un sospechoso consenso temático y estilístico en la narrativa última que se publica en el Perú que mira a otro lado.
O en la Copa Perú donde está normalizado sobornar al otro equipo, agredirse, golpear al árbitro, como bien lo describes en 'Si juegas el domingo te incendio la casa'.
Claro. No escandaliza a nadie. No somos el país que clasificó a un mundial luego de 36 años, somos el país en el que el presidente de su federación está acusado de revender entradas.
Lo hemos normalizado tanto que nos parece común y corriente.
Aunque el estilo lleve a pensar lo contrario, mis cuentos le prestan mucha atención al espíritu chicha en el que vivimos, del cual el peruano se siente un poco orgulloso y que no está dispuesto a cambiar. Los peruanos tenemos un orgullo chicha muy acentuado. Quizás con Algunos cuerpos celestes he pretendido contarlo con un trabajo de lenguaje distinto, trabajado, pero estoy escribiendo acerca de cosas muy crudas. He intentado encontrar belleza en un ambiente sórdido. Si caminas por Lima, pones el dedo siempre va a saltar la pus de la informalidad y eso es muy rico para contar historias. No somos la sociedad moderna que creemos ser. Aún tenemos muchas deudas por pagar.