La imagen del libro que Gabriel García Márquez firmó para al escritor peruano Mario Vargas Llosa en 1972, cuatro años antes de su famosa pelea que los separó para siempre, fue revelada y se encuentra en Arequipa para deleite de todos los amantes de la lectura. Se trata de la célebre novela ‘Cien años de soledad’.
“Para Mario, de su descuartizado, desmenuzado y desenmascarado hermano", escribió el nobel colombiano, quien solamente firmó como Gabriel y puso debajo el año: 1972. Este ejemplar forma parte de la segunda edición publicada en junio de 1967 y se encuentra en una estantería de madera y vidrio en sala abovedada de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa ubicada en la Ciudad Blanca.
BBC mundo aseguró que el libro no es fácil de identificar, ya que está en medio de otros con pastas similares. Agregó tiene la portada que realmente debió tener la primera edición, una diseñada por el mexicano Vicente Rojo en el que recrea 'Macondo', un juego de dados que tiene el mismo nombre que 'Gabo' le puso al pueblo de la célebre novela. En uno de los lados del dado aparece un árbol que da la victoria al jugador.
Esta biblioteca regional contiene más de 20 mil libros que ha donado el Nobel peruano de su biblioteca personal que tiene distribuida entre Lima, Madrid y París. Según El Mundo.es, la pelea entre ambos escritores es muy conocida y sucedió en febrero de 1976 cuando Vargas Llosa llegó a la ciudad de México, donde se iba a estrenar ‘La odisea de los Andes’, cuyo guion había escrito.
En el vestíbulo del Teatro Bellas Artes, ‘Gabo’, quien, al ver a Mario, le sonrió y fue hacia él con los brazos abiertos, pero este último en vez de responder el saludo lo agarró de un derechazo en la cara y lo tumbó al suelo. “¡Esto por lo que le dijiste a Patricia!”, le dijo brevemente Mario.
Tras el incidente, los dos premios Nobel de literatura, que habían sido grandes amigos e incluso vecinos cuando estuvieron en Barcelona, nunca volvieron a hablarse. Desde entonces, la pelea entre los dos gigantes ha estado rodeada de mitos que, en algunas ocasiones, ellos mismos se encargaron de mantener. “Que investiguen los historiadores”, respondió alguna vez Vargas Llosa cuando le preguntaron por las razones del desencuentro.